La Educación en la Cumbre: Miradas panorámicas

Dra. Marcela Lara Catalán, académica Universidad de Playa Ancha

La reciente Cumbre Mundial sobre Docentes en Chile, celebrada entre el 28 y el 29 de agosto de 2025, ofreció un panorama global de la educación, destacando la escasez de docentes, la necesidad de fortalecer la profesión, mejorar las condiciones laborales, garantizar formación continua, promover diálogo social, equidad de género y competencias digitales.

Desafortunadamente, esta realidad no es reciente. Diversas fuentes han advertido sobre esta preocupante realidad que afecta no solo a la educación, sino también a la sociedad de manera compleja. La UNESCO ya advertía en 2024 que para 2030 se proyecta un déficit de 44 millones de docentes de primaria y secundaria y al menos 6 millones en educación parvularia a nivel mundial.

La educación en Chile necesita un análisis profundo e integrador que, desde la evidencia, permita transitar de la retórica a la escuela, situando la discusión en torno a los estudiantes, desde las edades tempranas hasta la adultez. Son precisamente ellos quienes ilustran sus experiencias escolares y sus visiones sobre lo que esperan del sistema. En el marco de una experiencia educativa denominada “Antes de opinar, me debo informar”, un grupo de estudiantes de Bajos de Mena, comuna de Puente Alto, Santiago de Chile, escribió cartas al director. No solo maravilla la calidad de la experiencia educativa propuesta por su profesora, sino también cómo los niños y niñas muestran competencias lingüísticas, análisis contextual, sentido social, solidaridad y la capacidad de dejar de normalizar situaciones que les afectan, entre otras. También alertan sobre problemas cotidianos que afectan su aprendizaje: inseguridad, balaceras, graffitis, carreras de autos y motos, y el uso temprano de teléfonos.

El “Consenso de Santiago” ofrece un marco global para fortalecer la docencia, pero su aplicación requiere un abordaje integral y adaptado a contextos locales, con políticas concretas, recursos adecuados y seguimiento riguroso. La educación es un derecho fundamental y los docentes juegan un rol central. Sin embargo, la sociedad y el Estado deben garantizar espacios y condiciones que permitan su desarrollo. Las voces de los estudiantes, como las de Bajos de Mena, nos recuerdan que las políticas educativas solo son efectivas si responden a las realidades y necesidades de quienes aprenden, por lo tanto, su mirada debe ser integral.

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