“Durante la pandemia los derechos de las niñeces se vieron vulnerados en varios sentidos, particularmente en su derecho a educarse en interacción presencial con sus pares y docentes en la escuela, su derecho a educarse a través del juego social y a disfrutar del bienestar que ello conlleva; todas ellas condiciones esenciales para la formación de la primera infancia. No hay proceso educativo sin relación humana, la educación es esencialmente un hecho social y por tanto, en interacción con otros/as”.
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